miércoles, 27 de noviembre de 2013

Yo quizás manco, quizás ciego



Todavía tragándome lo que queda de noche,
recuerdo la impasible tregua
de un pasillo vacío.
Te adivinaba la respiración
horizontal y arrullada
escapando por la celosía
de la buhardilla de enfrente.
Si no me pude contener, y no me arrepiento.
Si se me escaparon los bríos, y no me arrepiento.
Fue por haberte dibujado tanto
en mis cuadernos, usando el crayón verde
aguado en tus ojos.
¡Y cómo arrepentirme!
Si después de trasponer
un breve y oscuro campo de flores
me abrazaba tu boca
húmeda, rosada,
simplemente tu boca.
No recuerdo hasta dónde me hundí en tu cuerpo,
si a mis ojos cerrados,
si a mis manos abiertas,
te entregué por completo.
Aunque esta noche demasiado larga,
y yo quizás manco,
yo quizás ciego,
sigo tanteando en la hueca y oscura buhardilla
vacía de ti. Y no, no me arrepiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario